Per si la ignorància és contagiosa, cosa que podria ser, aquí va un link i sàpigues Marisa que això seria el regal perfecte pel Joan. Con mis mejores deseos Dremel
Estimada Ma. Dolors, tu no coneixes a en Joan, o si pel que dius. Ja, en "los albores de la humanidad" li vaig regalar una Black & Decker. Ell no es conformaria amb una d'aquestes andrómines, les voldria totes i ja m'he gastat la minsa paga d'estiu.
No le dio otra opción, le disparó a boca de jarro seis tiros, como aquel que se desprende de una bolsa de canicas. Dos de ellos le alcanzaron de pleno el rostro. Quedó tendido boca arriba, irreconocible, en mitad de un enorme charco de espesa y roja sangre que iba enegreciendo por momentos. Lo miró por última vez y le dijo con desprecio, te lo tenías merecido, y le tiró la Dremel sobre lo que hacía unos instantes había sido su rostro. Después, lentamente, se quitó los guantes y desapareció, adentrándose en la oscuridad de aquel estrecho callejón que daba a la 42 street de Manhathan. Rafel.
Despertó sobresaltado. Miró a su alrededor buscando al hombre que había asesinado pero sólo vio que tenía la Dremel en su mano y esparcidos por la cama y el suelo tacos del 8 y tornillos. Rafel.
Estimada Ma. Dolors, tu no coneixes a en Joan, o si pel que dius.
ResponEliminaJa, en "los albores de la humanidad" li vaig regalar una Black & Decker. Ell no es conformaria amb una d'aquestes andrómines, les voldria totes i ja m'he gastat la minsa paga d'estiu.
A Mª Dolors: Dedicatoria de un asesino.
ResponEliminaNo le dio otra opción, le disparó a boca de jarro seis tiros, como aquel que se desprende de una bolsa de canicas. Dos de ellos le alcanzaron de pleno el rostro. Quedó tendido boca arriba, irreconocible, en mitad de un enorme charco de espesa y roja sangre que iba enegreciendo por momentos. Lo miró por última vez y le dijo con desprecio, te lo tenías merecido, y le tiró la Dremel sobre lo que hacía unos instantes había sido su rostro. Después, lentamente, se quitó los guantes y desapareció, adentrándose en la oscuridad de aquel estrecho callejón que daba a la 42 street de Manhathan. Rafel.
Despertó sobresaltado. Miró a su alrededor buscando al hombre que había asesinado pero sólo vio que tenía la Dremel en su mano y esparcidos por la cama y el suelo tacos del 8 y tornillos. Rafel.
ResponElimina