2. Inevitable. Tengo que hablar del musical.
Sí, es inevitable. Hablar de Busby Berkeley es hablar del musical. Y hablar del musical es recordar mil y un números inolvidables que quedaron para siempre grabados en nuestra memoria colectiva. Instantes maravillosos que nos hicieron soñar en los patios de butacas de los cines, en épocas de racionamiento, en nuestro país, y que nos ayudaron a sobrellevar la posguerra, en el caso nuestro. Para los americanos de los años 30, fueron una inyección de optimismo después del crack del 29, algo que explicaba muy bien el musical “Pennies from heaven” (1981) de Herbert Ross, adaptación de un serial de la British TV de gran éxito.
De modo que, los calidoscopios enviados por Alicia, me han llevado al placer de recordar un género de lo más querido por mi. Los que me conocen, saben que con los años, no he podido estarme de conocer el musical en su verdadera salsa, a pesar de mi aversión por los aviones y he volado dos veces a New York (8 horas de interminable vuelo) para ver musicales en el mítico Broadway. Durante cinco años seguidos, me he desplazado a Londres, al West End, dos veces al año, para estar al corriente de la cartelera, llevando incluso a mis hijos pequeños para que conociesen “Oliver”. Desde 2002, año de mi jubilación, (presupuesto manda) he ido cada dos o tres años, con estancias de 8 a 10 días, lo que supone un mínimo de 8 o 10 musicales, siempre con las entradas en el bolsillo, sacadas desde Barcelona, con sesiones diarias de noche y si el horario lo permite también de tarde “matinee”. Así que la pasión, la nostalgia, el gusto por los musicales, me ha decidido a escribir sobre ellos. Aquello de que una imagen vale más que mil palabras, el calidoscopio de Alicia, va a provocar muchas más.
Rafael Rodríguez-Bella 2010
Sí, es inevitable. Hablar de Busby Berkeley es hablar del musical. Y hablar del musical es recordar mil y un números inolvidables que quedaron para siempre grabados en nuestra memoria colectiva. Instantes maravillosos que nos hicieron soñar en los patios de butacas de los cines, en épocas de racionamiento, en nuestro país, y que nos ayudaron a sobrellevar la posguerra, en el caso nuestro. Para los americanos de los años 30, fueron una inyección de optimismo después del crack del 29, algo que explicaba muy bien el musical “Pennies from heaven” (1981) de Herbert Ross, adaptación de un serial de la British TV de gran éxito.
De modo que, los calidoscopios enviados por Alicia, me han llevado al placer de recordar un género de lo más querido por mi. Los que me conocen, saben que con los años, no he podido estarme de conocer el musical en su verdadera salsa, a pesar de mi aversión por los aviones y he volado dos veces a New York (8 horas de interminable vuelo) para ver musicales en el mítico Broadway. Durante cinco años seguidos, me he desplazado a Londres, al West End, dos veces al año, para estar al corriente de la cartelera, llevando incluso a mis hijos pequeños para que conociesen “Oliver”. Desde 2002, año de mi jubilación, (presupuesto manda) he ido cada dos o tres años, con estancias de 8 a 10 días, lo que supone un mínimo de 8 o 10 musicales, siempre con las entradas en el bolsillo, sacadas desde Barcelona, con sesiones diarias de noche y si el horario lo permite también de tarde “matinee”. Así que la pasión, la nostalgia, el gusto por los musicales, me ha decidido a escribir sobre ellos. Aquello de que una imagen vale más que mil palabras, el calidoscopio de Alicia, va a provocar muchas más.
Rafael Rodríguez-Bella 2010
Gràcies Rafael he après molt amb el teu comentari, ja et vaig dir que m'encanta el cinema,per a mi és apassionant, però he estat una colla d'anys aparcada en un racó. Però recordo que fa uns 25 anys per la televisió van fer pel·lícules de musicals antigues i tots els magnífics comentaris que fas podrien servir per tornar a reivindicar aquest gènere que va ser tan brillant després del crack del 29, i que sembla que ara amb els nous i magnífics muntatges actuals amb efectes especials s'hagin oblidat totalment. Una forta abraçada.
ResponEliminaGràcies siguin donades a la Alícia, per provocar la nosàlgia dels musicals, així en podem gaudir tos els del bloc.
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