dimarts, 23 d’agost del 2011


EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

(y 4)

Para paliar las condiciones en las que se hallaban su madre y hermanos, Gago les ayudó a crear una editorial para que publicasen tebeos y novelas. Y él les proporcionaba historietas que no les cobraba o si lo hacia era a mitad de precio, para que así se aposentara el negocio. Eso hizo que en ocasiones, como en los años 50 que tuvo que dibujar gran cantidad de páginas, a razón de 16 por cuaderno llevando cuatro colecciones a la vez, tres para la Editorial Valenciana y una para la editorial de sus hermanos. Eso hacía un total de 64 páginas que a razón de 10 viñetas por página hacían un total de 640 dibujos al mes, más las portadas y la creación del guión de todas sus series. Ese hombre se pasó toda la vida pegado a su mesa de dibujo.

El nº 110 fue el último ejemplar de la nueva serie a color de El Guerrero del Antifaz, se titulaba “La tragedia” quedando su historia inacabada. La causa: el 29 de diciembre de 1980 moría Manuel Gago.

Una vida exenta de tranquilidad, solo expuesta a privaciones y no solo por problemas con la editorial para la que trabajaba, incluso los tuvo con sus hermanos que le ocasionaron más de un disgusto. Una parte de su historia me ha hecho pensar en la que hace unos días contaba sobre Roberto Alcázar y Pedrín: con el guionista José Jordán Jover antiguo comandante del ejercito republicano que había sufrido la represión franquista. Y cuyos primeros capítulos los escribió desde la cárcel. En cuanto a cobrar, era prácticamente simbólico.

Esa es la “época de oro del tebeo español”. Algunos de sus críticos, posteriormente reconocieron que no fueron precisamente óptimas las condiciones de trabajo, durante el franquismo.

Dicho lo cual haré una referencia a la censura en los comics y después pasaré a ocuparme del cómic adulto y progresista que tuvo su auge en Europa, sobre todo en Francia, y que a mi me llagaban los libros por medio de Comercial Atheneum que fue la que me proporcionó los libros de publicidad, americanos, suizos o japoneses, así como también los de cine. Pero eso es otra historia.

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