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Inicio de un gran viaje
El tren y el cine
El tren ha significado durante muchos años, el
símbolo del progreso, la unión entre pueblos, el viajar, soñar, evadirse,
escribir (como ahora mismo estoy haciendo). Del tren se han servido:
escritores, fotógrafos, pintores, ilustradores, cineastas. El tren es objeto de
culto para nostálgicos también. Con el tren nos llegan infinidad de historias.
Si, el tren es portador de cuentos, de encuentros y desencuentros, de batallas,
de carreras, de acción y de aventuras que duda cabe, con él se mezclan odios,
luchas, superación, conquista, espionaje…y de todo ello se ha hecho eco el
cine. Existen innumerables películas con el tren como vertebrador de esas
historias.
Y mi intención es ir exponiendo algunas muestras de las
obras que nos tuvieron clavados en la butaca, de cuántas entrañables salas de
cine, muchas de ellas ya desaparecidas, partieron, como el tren parte de una
estación.
El primer tren que apareció en
la primera película
Nace un nuevo arte, un nuevo espectáculo: el cine, y
el tren pasa a formar parte de los antecedentes cinematográficos.
El 28 de diciembre de 1895, los hermanos Lumiere
presentan públicamente, en el Salón Indien de París, su primera película: “La
llegada de un tren a la estación de Ciotat de Lyon”.
Aunque hoy en día pueda parecernos increíble, los
espectadores asistentes quedaron asombrados, más aun, impresionados, temiendo
incluso por su seguridad al ver acercarse un tren, cuya locomotora parecía que
iba a saltar de la pantalla. Su primer impulso fue levantarse y salir
corriendo. Pero nada grave sucedió. Todo quedó en un simple susto. Y la
constatación de que la fotografía podía ponerse en movimiento. En la
presentación que hace años hizo Román Gubern en la Filmoteca, decía que se
había registrado con este film, el testimonio de la civilización maquinista,
con el vehículo más representativo del progreso industrial del siglo. Y este
hallazgo llevó a cuantos iniciaron sus primeros pasos en el cine, lo hicieran
con el tren. Italo Pacchioni rodó “Arrivo
del treno nella stazione di milano”, al año siguiente, y Fructuós Gelabert el
1898, “Llegada de un tren a la Estación de Ferrocarril del Norte de Barcelona”
y seguiría en 1911 con “De Gerona a Olot en ferrocarril”. Se unían así pues, dos
géneros de masas el transporte y el cine.
Desde entonces, han habido muchos cambios, los
adelantos se han sucedido a gran velocidad, hasta llegar al cine que actualmente
conocemos. El tren, quizá ha ido más lento, pero en nuestros días ha dado un
gran salto tecnológico que permite mayor seguridad, siendo a la vez más veloz y
cómodo. ¿Qué vendrá después del “tren bala”?
Entretanto, podemos disfrutar del cine incluso mientras
viajamos. De esta pues, ambas industrias, han vuelto ha encontrarse.