EL CASO EDWARD DMYTRYK
(y III)
El
caso de Edward Dmytryk en el proceso conocido como la “Caza de brujas”, llevado
a cabo por el senador ultraconservador MacCarthy con el Comité de Actividades
Antiamericanas, tuvo mucha repercusión, incluso años después, a finales de los
ochentas en nuestra ciudad durante el Festival de Cine de Barcelona.
Dmytryk,
ya en los años cuarenta era considerado uno de los jóvenes valores de la
cinematografía americana, con obras de grueso calibre como: “Historia de un
detective” (1944), “Venganza” (1945) un film antifascista. Algunos de sus films
enmarcados dentro del llamado “Cine Negro”, dando un punto de vista
comprometido con los problemas de la sociedad americana.
Edward
Dmytryk, fue llamado a declarar ante el Comité en 1947. Formó parte del grupo
de los “Diez de Hollywood”. Ante la insistencia de que diese nombres, se negó
rotundamente a darlos, costándole meses de prisión por desacato. Se exilió a
Inglaterra, regresando a EEUU para renovar el pasaporte y en 1951, acepta
colaborar con el Comité, ante la imposibilidad de trabajar. Es en ese momento
cuando facilita 26 nombres de compañeros de trabajo y amigos “comunistas”,
recuperando así la posibilidad de volver a trabajar en Hollywood. A partir de
ahí, el tema de la culpabilidad se hallará presente, más o menos veladamente en
sus siguientes films.
En
julio de 1988 los organizadores del Festival de Cine de Barcelona, convocan una
rueda de prensa en homenaje a los perseguidos por el macartismo. Asistirán John
Berry, Daniel Taradesh, Rosana Revueltas, Jules Dassin, Walter Bernstein. Las
intervenciones se sucedieron con una cierta tranquilidad, hasta el momento en
que apareció Edward Dmytryk con la intención de intervenir también, pero todos
lo entendieron como un insulto personal, el hecho de que estuviera allí, por lo
que el moderador Román Gubern, suprimió el derecho a su intervención.
Terminando con el abandono de algunos de los presentes. Las heridas aun seguían
abiertas.
I espero que encara segueixin obertes. Encara que es pugui respectar el dret,discutible, d'equivocar-se, segons quines ferides no es poden curar amb operacions d'estètica.
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