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SI ME DEJÁIS PONDRÉ MI GRANITO DE ARENA

Bueno, ahora que ya has descubierto el enigma, y habiendo estado calladito, aportaré unas pequeñas notas sobre ese monumento que es “Campanadas a media noche”. Este film fue un tormento para su productor Emiliano Piedra y su productora Brepi Films. Rodar con Orson Welles siempre fue un peligro, por algo no conseguía rodar todo cuanto quería. Y buena parte de sus films pudo acabarlos, los que acabó, gracias al dinero que conseguía con sus apariciones como actor en grandes producciones.

Orson fue un genio, tan inconmensurable como su propio volumen. Y como tal, creaba a su manera, todo hay que decirlo, muy creativa, pero precisamente por ello, continuamente cambiaba los planes de trabajo, porque no le gustase o porque se había acabado el dinero. Eliminaba escenas, si lo consideraba necesario y rodaba otras nuevas. Además, tenía fama de que rodaba muchos metros filmando ensayos, incluso a escondidas de los actores, En definitiva se encarecían sus producciones hasta lo indecible. Llegando a pasar incluso años, en algunas de ellas, antes no se terminaban. Y eso fue lo que le ocurrió a Emiliano Piedra (que dicho sea de paso, para curiosos, estuvo casado con la actriz Emma Penella).

Para “Campanadas a media noche”, se impresionaron 126.000 metros de película, de los cuales solo se aprovecharon 2.800. (Los datos de rodaje están muy bien explicados en el libro de Esteve Riambau). Emiliano Piedra dijo: “Welles se “calienta” como actor ante la cámara y película en marcha y si no le gusta el plano no lo rueda o lo elimina”. Rodó con dos cámaras la escena de la batalla. Resumiendo, el coste del film sobrepasó todo lo estipulado y su productor tardó años en rehacerse del descalabro financiero, tras 12 semanas de rodaje y faltando mucho por rodar aun, tuvo que conseguir contratos y créditos necesarios para rodar otras ocho semanas, para que Welles pudiera terminarla. 

 CLIXÉ DE PRENSA