Un grande entre los grandes
Cuando preparaba
mi libro sobre el cartel cinematográfico español, tuve la suerte de que me
recibieran en sus casas, muy amablemente, algunos de los cartelistas aun vivos
de la época dorada. Mataix, en su casa-estudio de Masnou, Albericio en la sala
de exposiciones que regentaba en la calle Petritxol, Josep Clavé (de la firma
MCP primo del pintor Antoni Clavé), en su piso de Torrent de l’Olla, y
finalmente tras intensa búsqueda por Barcelona y Castellón, lugares donde había
trabajado y vivido, pude localizar en Olesa de Montserrat, lugar donde vive en
la actualidad, a Mac (Macario Gómez Quibus), que se me ofreció amablemente a
que lo entrevistase en su casa. Estuvimos hablando toda una tarde, me explicó
muchas anécdotas de los encargos que le hacían, de su lucha por sortear la
censura de los tristes años del franquismo, de sus inicios, de los grandes
carteles que se llegaron a exhibir en el extranjero, de los parabienes
recibidos de George Lucas, Kirk Douglas, Charlton Heston o Stanley Kramer.
Ahora tendremos ocasión de contemplar una selección de carteles suyos, de la
colección de más de mil carteles que posee la Filmoteca de Catalunya, y que
expondrá en su sede la plaça Salvador Seguí, del 17 de julio al 14 de
septiembre en su sala de exposiciones. Y con la que he tenido una charla con la
comisaria que se encarga de montarla. Vale la pena ver de cerca su trabajo,
aunque no podremos contemplar los originales, como hubiera sido de desear. Todo
y así, de gusto observarlos desde diferentes aspectos: por su composición
gráfica o su tipografía, por el tratamiento de los rostros de los actores en
sus diversas etapas, por la explosión de colorido, porque ha tocado todos los
géneros, porque revolucionó el medio tanto en carteles, como en folletos o los
clichés de prensa, con sus dibujos pluma o la utilización del lápiz graso sobre
papel acuarela. Todo ello hablamos aquella tarde. No dejéis de ver su
exposición valdrá la pena, le debemos un homenaje a él y a los que como él nos
hicieron soñar pelis pegados en las paredes, porque hubo un tiempo en que los
muros hablaban de cine.
Ja deia jo...
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