Dos films polémicos, por suerte!
Dos
films muy diferentes en su aspecto formal, pero con idénticas intenciones, han
coincidido estos días. Dos films, que en cuanto a calidad, distan mucho entre
sí, como para ponerlos en el mismo cesto. Pero son dos piezas que buscan la
denuncia de unos hechos que no deberían haber ocurrido nunca. Me estoy
refiriendo a “El crimen de Cuenca” (1979) de Pilar Miró que se proyectó el
pasado jueves 22 en la Filmoteca de Catalunya y el documental “Ciutat morta”
emitido por TV3 el pasado sábado 17.
“El
crimen de Cuenca”, siempre recordaré que fue prohibida su proyección el mismo
día de su estreno, secuestradas todas sus copias y Pilar Miró, su directora,
sometida a un juicio militar por haber atentado contra la honorabilidad de un
cuerpo militar del Estado: la Guardia Civil. No se podía permitir que quedase
impune, sin castigo ejemplar tal osadía. También hay que recordar que en
aquellas fechas ya había desaparecido la censura. ¿Por qué toda esta exhibición
de poder? Porque el film mostraba los hecho acaecidos en 1910, cuando las
autoridades detuvieron a dos labradores, acusándoles del asesinato de un
pastor, cuyo cadáver nunca se encontró. Los dos detenidos eran dos hombres
considerados difíciles, dos hombres que plantaban cara a cualquier injusticia.
En definitiva, dos hombres a los que les tenían ganas, por eso no dudaron en
detenerlos inmediatamente. Los había denunciado la madre del pastor. Que al no
aparecer el cuerpo llegaron a decir que lo habían troceado, quemado y enterrado
en algún lugar. ¿Dónde? Los terratenientes y un juez pidieron que se les interrogase. Y la Guardia
Civil entró en acción, por medio de la tortura, quedando constancia de la
salvaje tortura que infligieron a los acusados y de los que no obtuvieron confesión.
Juzgados culpables (sin pruebas), se pasaron doce años en prisión (le habían
caído 18). Hasta que un día apareció el pastor. Simplemente se había ido del
pueblo (huyendo también de su posesiva madre), aprovechando que había vendido
unas ovejas y con el tiempo se casó y tuvo hijos, hasta que un día supo de lo
sucedido (el hombre no sabía leer), y regresó al pueblo natal para aclarar que
estaba vivo.
Esos
hechos acaecidos y documentados, fue lo que Pilar Miró contó en su pel ícula. Película que fue prohibida durante diecisiete meses y
su directora procesada por injurias a la Guardia Civil. Cuando finalmente se
estrenó el film, resultó ser la película más vista y taquillera del cine
español. Esto ocurría en 1979, teníamos ya la democracia, pero en 1981 tuvimos
un Golpe de Estado comandado por el guardia civil Tejero.
Hoy
en 2015, con una democracia consolidad, según dicen, se está poniendo a la
picota a los realizadores del documental “Ciutat morta”, prohibido hasta ahora
su pase por TV y su estreno en los cines, a pesar de haber ganado el premio del
Festival de Málaga.
De
nuevo la presión de las altas instancias, para evitar su proyección. De nuevo
un film muestra la brutal actuación de un cuerpo, esta vez el de la Guardia
Urbana de Barcelona, actuación que se quiso tapar en su día, con la
participación de autoridades y una magistrada. Con torturas brutales, sin
conseguir aclarar la participación de los detenidos, uno de ellos condenado
cinco años de presión. En este caso sí hubo víctima: un guardia urbano que
desgraciadamente, quedó tetrapléjico, por una maceta lanzada desde lo alto de
un edificio (según declararon miembros del cuerpo), también se dijo si había
sido una piedra. Una oscura actuación de nuestra Guardia Urbana ¿Y van cuántas?
Al trasladar a los detenidos al Hospital de Mar, vieron a una muchacha en la
sala de espera, que la detuvieron, por su aspecto anti-sistema. La muchacha se
hallaba allí esperando que atendiesen a su amigo (habían tenido una accidente
con la bicicleta) y que no habían participado en los hechos sucedidos aquella
noche. Esta muchacha fue juzgada y condenada a tres años de prisión.
Lógicamente entró en una depresión. Y en una salida se suicidó tirándose de un
7º piso.
Dos
films de diferente índole “El crimen de Cuenca” y “Ciutat morta”, incluso si se
quiere, de diferente factura artística, pero que inciden en lo mismo: la mala
praxis del estamento del poder. El segundo, en plena democracia, según no se
cansan de repetir, consolidada. Pero, las autoridades siguen en su postura
contra el film y de quienes solicitan que se reabra el caso judicial. Incluso,
es de lamentar, las declaraciones del Sindicato UGT de la Guardia Urbana que ha
pedido al Ayuntamiento que emprenda acciones legales en defensa de la
“dignidad, imagen y honorabilidad” del cuerpo y contra aquellos que lo hayan
podido injuriar. (¿Se están refiriendo a los realizadores del documental?). Para
la UGT, la pretensión de la emisión de “Ciutat morta” es “dañar la imagen de la
institución”, según han dicho. El mismo alcalde Xavier Trías, dijo que “no es
necesario creerse cosas que son bastante dudosas” y criticó los “dogmas”, dijo,
que se sostiene en las tertulias. Por descontado, no ha tardado en salir a la
palestra el PP, por boca de Alberto Fernández que pidió “Cerrar filas con la
Guardia Urbana”, con relación a los hechos del 4F.
Seguimos
pues, en las mismas, 44 años después. Está visto que una película puede hacer
levantar ampollas. Eso es lo bueno que tiene el cine que puede ser un arma de
acusación ante las injusticias.
Rafael
R.B. Barcelona
24 de enero 2015
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