dijous, 12 d’abril del 2012

Ópera


Sobre Tosca

(Primera representación 14 de enero de1900)

Terminada mi relación de films y óperas me he dado cuenta que el personaje que más veces he nombrado ha sido Puccini y la obra que más ha salido representada ha sido su “Tosca”. De manera que creo que vale la pena hablar de ella. Siempre la he visto como algo especial dentro del panorama musical pucciniano: por su música que duda cabe, por su tema y por la forma en que está tratado, y porque al final, esas son las razones de su enorme fama.

“Tosca” tiene una atmósfera musical de alto voltaje. Voluptuoso. Puccini supo plasmar perfectamente lo que estaba escrito en el “libretto”. Y lo hizo con una energía fuera de lo normal en él, hasta aquel momento. Toda la acción de sus tres actos sucede desde el atardecer hasta el alba del día siguiente. En menos de un día cambia el destino de sus protagonistas. Eso solo, ya le da un ritmo especial a la obra. Juegan en ello diversos aspectos: Una época (1800) en la que en Italia surgen ideales de revolución francesa, con liberales contrarios al rey de Nápoles, Ferdinando IV de Borbón y a su esposa Carolina, aposentada en la República de Roma, que se sirve de Scarpia, el jefe de policía represor.

Scarpia está descrito en el “libretto” como feroz, despiadado y “bigotto”, pero también sensual y libertino. Siempre he pensado que el gran éxito que esta ópera ha obtenido, con el transcurso de los años, no solo ha sido a causa de su excelente partitura, que también, sino a causa de estar sostenida por dos de los pilares que desde siempre han movido el mundo: el sexo y la política. El ser humano, siempre atraído por el sexo, se dejará llevar por el amor, por la pasión o por el deseo y recurrirá a todo tipo de argucias para conseguirlo. En cuanto a la política, la utilizará para obtener poder. Poder y dinero y no dudará en la mayoría de los casos en declarar guerras, aplicar torturas, someter al pueblo para conseguir su fin. Y ese es el motor que mueve a los personajes que escribió Sadou, a los que Puccini puso música.

Floria Tosca es una cantante temperamental enamorada del pintor Mario Cavaradossi y a la vez es tremendamente celosa. Mario por su parte siente una gran pasión por Tosca, pero eso, no evitará de sea capaz de arriesgarse por unos ideales. Son dos personajes del más puro romanticismo.

Y por último, está la fuerza arrolladora del malvado represor policial Scarpia que acabará desatando sus apasionados y libidinosos deseos por poseer a Tosca que lo conducirán a la muerte. Otra vez surge el binomio que siempre va unido a todo drama que se precie: la muerte y el sexo (ya sea deseo carnal o amor) Esa pues, es la fuerza de esta historia. Sus personajes están atrapados unos por ese deseo de amar, y el otro, ese deseo lujurioso que no les deja vivir en paz.

Precisamente a causa de ello, la reacción de la crítica y los seguidores de Puccini fue adversa. Se la tildó de vulgar, de mostrar brutalidad, de fácil sensualidad, de exaltación erótica y de bajas pasiones.

Puccini, es cierto, rompió con la trayectoria de los dúos de idílico candor de Manon Lescaut, los de Rodolfo y Mimí de La Boheme, incluso del personaje de Mussette que también posee cierta dulzura. Y el que marca ese cambio es ese incontenible malvado de Scarpia, obsesionado por poseer a Tosca, sobre todo en la soberbia escena donde la va acorralando, después de firmar la orden de fusilamiento del pintor. Ella tratará desesperadamente de salvarlo y le pregunta: “¿Quale e il prezzo?” de la vida de Cavaradossi. La respuesta no se hará esperar: “Già mi dicon venal, una donna bella/io non mi vendo a prezzo de moneta”. Tosca comprende que es su cuerpo lo que quiere y no su dinero. Horrorizada suplicará (es el momento de la famosa aria “vissi d’arte, vissi d’amore”). Puccini sorprendió a todos con esa mezcla explosiva, envuelta en olor a cirios e incienso. Hay que recordar que Mario está pintando una Virgen en la iglesia de Santa Andrea della Valle. Tosca, una vez ha apuñalado a Scarpia, le pone un crucifijo sobre el pecho, coloca sus brazos en cruz y deja un candelabro a cada extremo, en una hábil mezcla de lo sacro y lo profano.

Puccini siguió en su última ópera “Turandot”, con personajes apasionados hasta la violencia, pero esa fue otra historia, que no pudo terminar.

Rafael Rodríguez-Bella abril 2012

3 comentaris:

  1. I perquè també avui en dia té tant èxit? Doncs perquè, a banda de la magnífica música, és absolutament actual (estava llegint el teu escrit i era com si veiés els personatges i les situacions en clau d'avui. (Naturalment, Scarpia tenia la cara de Felip Puig). És molt natural que els directora teatrals hi vegin un repte i que prenguin la immortalitat de les obres per actualitzar-les. Per això mai no he entès que molta gent s'escandalitzi o no li agradin aquestes adaptacions. Si és la vida mateixa!

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  2. Tens raó, peró jo no puc imaginar-me a Feliu Puig com a Scarpia. No te l'atractiu sexy del libidinos. Es un pobre desgraciat en el sentit del sexe. Es un noi de col-legi de capellans que en tot cas es un morbos, pero mai será un home amb atractiu sexual. Imposible. Mes aviat resulta repucnant.

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  3. No se quina cara fa Scarpia però si se la de Felip Puig, ecs!!!

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