dimecres, 18 d’abril del 2012

Gershwin para empezar



SUITE DEL GRAND CANYON

Mª Dolors con sus trescades nos documenta sobre los diversos rincones, siempre interesantes, que va recorriendo y encontrando por nuestra ciudad. Yo en cambio he optado, en estas últimas intervenciones, por recorrer el cine óperístico de la década de los 50. Una década que fue decisiva para mi afición a la música, porque lo que era para el cine, ya lo tenía muy claro.

Así que, terminada mi relación de películas que vi y que me ayudaron a formar mi gusto por la ópera, y que además, pude comentar con Julio, el amigo de mi padre, un liceísta de pro, gran aficionado a la ópera y a la música clásica, gracias al cual obtuve gran apoyo en mi nueva afición, paso a hablar de la música clásica, con la que me ocurrió algo parecido.

De hecho, recuerdo que, en aquellos cincuenta, Julio me regaló una invitación para asistir al Palacio Nacional de Montjuïch para escuchar a la banda u orquesta (no recuerdo de que tipo de formación era) de la Sexta Flota americana y así fue como pude escuchar por primera vez la “Rhapsody in Blue” de George Gershwin, seguida de la “Suite del Grand Canyon” de Ferde Grofé (esta ya la conocía de haberla escuchado por la radio). Resultó ser el inicio de mi apartado de música sinfónica americana. Gershwin ya estaba dentro de mis gustos musicales por su “Porgy and Bess” que ya había visto o vi después (las fechas se cruzan en mi mente) en el cine Windsor, en unas representaciones teatrales que se hicieron, por una compañía americana en su gira internacional, y que recayó en nuestro lujoso cine de estreno barcelonés.

En cuanto a la obra de Grofé me sonó como nueva, como si no la hubiese escuchado antes. Su estructura realista resultó ser todo un descubrimiento. Escrita entre 1929 y 1931, llegaba a mí, a mediados de los 50. Esta obra está compuesta por cinco movimientos o partes:

SUNRISE (Amanecer) Donde la música nos hace sentir e incluso llegar a ver en nuestro pensamiento, el amanecer de un nuevo día. La salida del sol, en un ambiente puro, en un espacio abierto.

PAINTED DESERT (El desierto pintado) Un sol denso y aplastante. Una tierra árida y ardiente.

ON THE TRAIL (En el camino) Ante nosotros un arduo camino que recorrer. Un espacio abierto que hay que atravesar con las carretas y los caballos cansados bajo el peso del sol.

SUNSET (Atardecer) Hacia el final de una agotadora jornada, el atardecer nos anuncia el momento del merecido descanso. Las últimas luces del día, teñidas de rojo. Detenerse en el camino, encender el fuego. Reponer fuerzas.

CLOUDBURST (Estallido de nubes) …y a la mañana siguiente, amenaza con lluvia. Conforme avanza la caravana va cogiendo fuerza la presencia de la tormenta, hasta llegar el momento de la descarga eléctrica y la tromba de agua. Soberbio, impresionante alarde orquestal, ante la inmensidad de la naturaleza, que empequeñece al ser humano. Y al final volverá a relucir el sol y la paz entre las montañas.

Como podréis imaginar no cabía duda que mientras escuchaba esas notas en mi mente circulaban imágenes de films de John Ford, tan vinculados al Monument Valley y el Grand Canyon. Aquella música era tan realista, fuerte e intensa, como los mismos films de Ford. De nuevo mezclé música y cine.

Años más tarde, supe que Grofé le había orquestado a Gershwin su “Rhapsody in Blue”, entonces pensé que quizá fuese esa la razón por la que unieron estas dos piezas en el mismo concierto.

Rafael R.B.

2 comentaris:

  1. No és nostàlgia el que sento al llegir-te, és record. I m'encanta.

    ResponElimina
  2. Sempre tens un filó nou, endavant amb la música clàsica i el que sigui relacionat amb el cinema, sempre hi aprenc.

    ResponElimina