1.
“Aquel hombre, eterno revolucionario, luchador incansable, terminaría
sus días privado de libertad, en un oscuro calabozo, desde el que, cada mañana,
esperaba con ansiedad, ver por su pequeño ventanuco, a una muchacha, sacar el
cuerpo por su ventana, para tender los pañales de un bebé. Comparaba el hombre,
la diferencia de tamaño de las ventanas que los separaban y a la vez unían, con
el grado de libertad que poseían y que, aún siendo mucha, se decía para sí que
tampoco debía ser completa para aquella mujer. No obstante, se la hubiese
cambiado, a buen seguro.” Cerró el libro. Se terminó la lectura, se dijo, hay
que salir a entregar el trabajo.
Quantes coses suggereixes amb poques paraules. Mai no podem deixar de sorprendre-nos amb el poder que tenen.
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