dissabte, 17 de juliol del 2010

LA LECTURA.

Estoy leyendo y siento dolor en mis brazos. Un dolor que nace en mis dedos, se extiende por mis manos y va subiendo por mis brazos. Pero sigo leyendo, y es entonces cuando me doy cuenta de que la página del periódico va quedando en blanco, conforme voy avanzando. Es más, veo como las letras, las palabras, que he leído penetran por las yemas de los dedos y las pierdo de vista. Se han transformado en formas, en bultos, corriendo por mis venas. Las noto desde la punta de mis dedos, siguiendo un camino ascendente, hacia los brazos y siguen subiendo. Lo que he leído, queda adherido a mi, en esta alocada carrera de letras en la que me siento inyectado. Mis brazos se han hinchado, hay dificultad de paso, al parecer en los hombros, para acceder a mi pecho y a mi cerebro, pero van pasando poco a poco, palabra a palabra, el artículo entero. Un artículo que hablaba de la absorción de la lectura, cuando un texto apasiona. De como se asimila su significado. Pero no decía que fuese de forma tan clara esa filtración. Una vez he terminado, todo vuelve a su estado natural. He dejado de sentir dolor. El texto sigue ahí sobre la página, aunque ahora ya no siento aquella atracción, sobre él, de hace unos instantes. Ahora siento el deseo de tenerlo, de guardarlo. Cojo una tijera, recorto la página y la meto en una carpeta, formando parte así, de mi museo particular literario. Sé que algún día, volveré a él.
Después observo mis manos y brazos, nadie diría que por ellos han circulado palabras como ideas ni letras como pensamientos.

2 comentaris:

  1. Tan de bo que tot el que llegim passes per la sang fins el cervell, tot fora més fàcil, ja que ara moltes vegades les paraules i les idees no entren, o més ben dit no es memoritzen dins.

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