dilluns, 9 de gener del 2012

Réquiem

Mi última entrada en este blog fue para comunicar la defenestración de Josep Ramoneda de la dirección del CCCB. Lo hice como una cuestión que iba más allá: la maltratada cultura de nuestro país, acosada por la cultureta de CiU.

Con los tiempos que corren, ahora le toca el turno a una librería emblemática: Áncora y Delfín de la avenida Diagonal. He sido y lo seguiré siendo hasta el último día, cliente asiduo de esta librería desde los inicios de 1960, cuando los conocí, entonces estaba como encargada Anna, de la cual siempre he sentido admiración por su profesionalidad y carácter. A ella acudía, cuando en las clases de la Escola de Cinema de Barcelona, Pere Portabella y Miquel Porter, en pleno franquismo, nos pedían la lectura de obras de Sartre y Camus para trabajar el guión cinematográfico (“El muro” de Sartre fue una de ellas. Una edición mexicana de Editorial Diana), y nos presentábamos en la librería, pedíamos por Anna, dábamos la contraseña y ella nos sacaba del almacén, el libro, envuelto en papel de periódico que nos entregaba discretamente, pagábamos y salíamos en silencio. Como si fuese un ritual. Desde entonces abrí una cuenta en la que ingresaba una cantidad cada mes y podía así retirar libros sin mayor esfuerzo.

Hoy, día 9 de enero de 2012, he recibido una carta en la que se me comunica la decisión tomada (difícil decisión, pero realista, dicen) de cerrar la tienda después de Reyes. Agradecen la fidelidad a sus clientes y el placer de compartir un espacio de lectura, durante todos estos años.

Cerró la Librería Francesa, cerró El Cinc d’Oros, cerró Ona, cerró la Librería Occidente y la del Drucstore del Paseo de Gracia. Ahora Áncora y Delfín. ¿Qué quedará de nuestra manera de entender la cultura? Hoy los libros se venden en los supermercados, en expendedores en los andenes de las estaciones del metro, en las grandes superficies (Fnac), en los aeropuertos y por Internet. Lucía Etxebarria deja la literatura por las descargas. El estado (tanto el catalán como el central) se han lanzado a una carrera frenética de recortes e impuestos. Pero los corruptos siguen sin ser castigados, como no lo será Undargarín, ya lo veréis, que se salvará gracias a su esposa que para eso es princesa, y el resto de cuestiones que le queden pendientes ya habrán prescrito. A las grandes fortunas no se las toca. Y a la Iglesia no se le ha aplicado ningún recorte, todo y siendo un estado laico como somos. Pero la cultura…¿quién defiende a la cultura? Seguramente Áncora y Defín se convertirá en otra tienda Zara o similar. Y aquí nadie se revela!!!!

Hoy, decía Almudena grandes en su columna del país: “Cuando los votantes de este país empiecen a pagar por las recetas, podré advertirles que se lo tienen muy bien empleado. Será un placer mezquino, lo sé, pero no dejará de ser un placer”. Me sumo a ese final de su escrito. Porque parece que no aprendemos. Nadie quiere opinar sobre nuestra maltratada cultura, y así nos va.

Rafael Rodríguez-Bella 9 de enero de 2012

2 comentaris:

  1. Jo també havia comprat a Áncora y Delfin, sempre trobava el que buscava. És una pena, pel meu barri també han tancat petites llibreries. Però no sols tancan les llibreries, altres botigues de barri no poden aguantar els lloguers, és tot plegat que està en dificultats, avui m'han dit d'una emisora de radio que ja no té diners i treballen perquè estimen l'ofici. Qui té la solució? alguna n'ha de sortir espero ...

    ResponElimina
  2. Jo també, l'altra dia, al llegir la notícia vaig pensar: apaga i vàmonos. Ja no cal dir que se pare el mundo, que me bajo, perquè ja està aturat.

    ResponElimina