LA BOHEME
El pasado 27 de febrero asistí a la primera representación del turno A, de La Boheme, en el Gran Teatre del Liceu. El reparto fue Ramón Vargas (Rodolfo), Fiorenza Cedolins (Mimí), Ainhoa Arteta (Musetta).
Esta Boheme es una producción conjunta Liceu y Teatro Real de Madrid. La misma que se puso hace cuatro años en el Liceu (Y que entonces no vi). Con unos decorados sobrios y de calidad. Tenía pues, todos los ingredientes para gustar y dejar satisfechos a liceístas y público en general, máxime tratándose de una ópera que es una delicia, una música de un romanticismo exacerbado (yo siempre he dicho que para introducirte en el mundo de la ópera Puccini es lo mejor: La Boheme, Madame Buterfly, Tosca, Turadot, después hay que pasar a Verdi con su Aida, y si te han gustado o entusiasmado ya puedes adéntrate en todas las demás). Pues con esta Boheme, y me perdonará Mª Teresa, que dice que “soy un pesimista, como ya es de esperar”, pero no me satisfizo en absoluto. Me explico: El primer acto de la obra, sucede en la buhardilla de un pintor, eso hace que siempre se coloque una enorme claraboya bajo la cual tiene instalado el caballete y allí pinta (por cuestión de la luz). La escena pasa durante el final de la tarde y la noche. Pues bien una desgraciada dirección artística hizo entrar tal cantidad de luz por la claraboya (solo pensando en el lucimiento de los cantantes), que aquello parecía el “Camp del Barça”, pero aún podría perdonárselo si no fuese porque momentos después Mimí entra en la estancia, que está iluminada por una vela (contrasentido) y a ella le cae la llave de su apartamento al suelo. Se pondrán a buscarla ella y Rodolfo, pero al abrir la puerta que da a la escalera, a ella se le apaga la vela que llevaba y él aprovecha para apagar la suya y así quedar a oscuras con la muchacha. A tientas, los dos por el suelo, buscan la llave (aquí la canción “Que gélida manina”) Recordad, están a oscuras buscando la llave por el suelo, pues bien por la claraboya sigue impertérrita la iluminación de Can Barça. Más aún, hablan de la luz del claro de luna. Es imperdonable hoy en día fallos de este calibre. Terminado el dúo, la escena se apaga de golpe quedando solo un chorro de luz sobre ella, para así facilitar el cambio de decorado. Además, la entrada de Mimí su famoso “Mi chiamano Mimí” la Cedolins entró a destiempo. Además, no supo modular su voz. Y ya no digamos la orquesta (no nunca ha sido un dechado de perfección, pero quizá con los recortes, estén ensayando menos y había momentos que tapaba a los cantantes, aparte de que estuvo toda la función yendo por donde se le antojaba).
Y pasamos a la escena del bar, donde se presentará Musetta (una excelente A. Arteta, muy superior a la Mimí). Es el momento tan célebre del “Vals de Musetta”. A Musetta siempre se la ha mostrado cantando y coqueteando entre todos los parroquianos para dar celos a su amante. Pues bien, aquí no. Aquí la subieron sobre el mostrador del bar, junto a una columna a la que se agarra. Y estática canta. Demencial señores! Prometí que si el segundo acto seguía así yo marchaba del Liceu. Los cantantes en el segundo acto mejoraron bastante (él, Ramón Vargas, estuvo perfecto toda la obra, tiene una potente voz). Pero la dirección artística siguió fallando. Es de noche y está nevando. Bien pues la nieve no se veía por ninguna parte. Sí, miento, al final a contra luz pude ver que caía la nieve pero era confeti y quizá lo vieron los de la 1ª fila de platea, yo estaba en el 2º piso y desde allí no se veía. El texto dice que empieza a surgir el alba. Pero allí nadie se enteró y la luz seguía siendo la de la noche. El día no llegó.
Francamente, en la actualidad voy poco al Liceu, si lo hago salgo maldiciendo el momento que decidí ir. Tenemos un abono del turno A que utiliza mi mujer. Yo he ido solo unas pocas funciones, concretamente “Die Tote Stadt” de Korngod, “Muerte en Venecia” o “Peer Greem”, ambas de Britten. Sí también asistí a una “Aida” porque me hacía ilusión volver a ver los decorados del Mestre Cabanes”. Fuera de esto el Liceu con sus pretenciosas representaciones es, lamentablemente, un teatro de provincias.Ya os explicaré por qué fui a ver La Boheme.
La Museta, que efectivament era superior a la Mimí no és l'Ainhoa Arteta sinó l'Aihnoa Garmendia.
ResponEliminaEn la que yo vi que pertenecía al Turno A que es el principal y se sobre entiende que los mejores cantantes, era Ainoa Arteta. A veces ha ocurrido que voces del Turno B han sido mejores que el del A. Cosas que pasan.
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ResponEliminaRafel, no recordo quan t'he dit pessimiste, si que pels teus coneixements ets hipercrític i això no es dolent, ja que ens fas adonar de coses que els demés no ho captem. Pel que expliques els errors escenogràfiques són de pena, és el que té quan un ha vist meravelles pels escenaris de París, Londres i New York, recordo que el Terenci deia que no teniem comparació. El Liceu va de capa caiguda com tantes coses, ara mateix és el que tenim i no es preveuen millores en res.
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