Dadas las circunstancias actuales de tipo económico-financieras, por las que pasa nuestro país o el mundo entero, puede parecer que resulte complicado, por no decir difícil, que alguien pueda sentirse con ánimos y crear una obra de arte, pero aunque parezca paradójico, en momentos como estos, es cuando el artista, de cualquier disciplina, tiene más posibilidades de acceder a la inspiración y a la creatividad, con la infinidad de temas que se le ofrecen. Porque el arte siempre fue, y hoy más que nunca: crítico, combativo y concienciador. De la mano de los artistas está el lograrlo. Hoy menos que nunca, debe imperar el arte por el arte. El verdadero arte siempre ha sido vanguardista. Solo hay que echar una mirada sobre quienes lo lograron: Velázquez, Picasso, Solana, Mann, Proust, Kafka, Verdi, Murnau, Sjöstrom, Bergman, Chaplin, Oteiza, Calder, Beethoven, Miró, Chillida, Stravinsky, Lloyd Wright, Le Corbusier, todos ellos y muchos más, representan la creatividad del ser humano. Descarnadamente, sin concesiones. Sus obras no han pasado de moda, sino todo lo contrario, siguen enriqueciéndonos. Y muchas de ellas se hicieron en condiciones precarias. En momentos difíciles. Porque el arte, el verdadero arte, no sabe de fronteras marcadas por la economía. Y eso es algo que no entienden los gobiernos ni la banca. En cambio, para el artista, el creativo, el revolucionario, el humanista, para todos ellos, es una forma de vida, una forma de ser ético, una forma de ver y criticar a la sociedad, la política y la religión en cada momento. Ser imaginativo es una facilidad para ser creativo y ser creativo es ser libre. Algo que para según quienes no es comprensible. Id y comprobadlo en el Macba, el Mnac o la Fundación Miró (que por cierto, están exhibiendo lo que se expuso en la Tate Modern, y si hubieseis estado en Londres, seguro que hubieseis ido a verlo), id el mismo día 20 de noviembre, en vez de ir a votar o después de hacerlo, y veréis la diferencia abismal que hay entre ambos mundos.

Rafael.