CONCERT A L’AUDITORI
Permitidme que sea yo esta
vez el que haga hoy la reseña del concierto de este domingo 12 de enero de 2014
en l’Auditori:
“L’OBC I BROADWAY”
La ORQUESTRA SIMFÒNICA DE BARCELONA I NACIONAL DE
CATALUNYA (OBC) dirigida por Robert Purvis, ha interpretado obras de:
1. Cole Porter 3 piezas, más la
Overtura de Kiss me Kate y
1 pieza de High Society.
2. Richard Rodgers 1 pieza de The boys from Syracuse.
3. Leonard Bernstein 4 piezas de West side story.
4. Andrew Lloyd Weber 2 de The Phantom of the Opera y
1
de Evita.
5. Irving Berlin 2 de Annie get your gun.
6. Claude-Michel
Schonberg 3 de Les Miserables, que cerraba el
concierto.
Pero con dos propinas: Hello
Dolly!
Y repetición de la última pieza de Les
Miserables (One day more).
Y junto a la orquesta la actuación de cantantes
que han venido del West-End de Londres: Deborah Myers, Louisa Lydell, Ian Virgo, John
Addison, Adrian der Gregorian.
Por cierto ¿porqué resaltan que son del West-End de Londres, si el concierto
se titula de Broadway?
Unas voces que solo me permito calificar con un justito “correcto”, porque
el sonido era más que mediocre y no me dejó escucharlas bien. Lamentar eso sí,
la interpretación de Evita por Louisa Lydell. No obstante el público
ha aplaudido entregado totalmente, forzando las propinas de rigor.
Solo un destacar un “GRAN” matiz de carácter técnico: el sonido no ha estado a la altura de lo que era de esperar, sobre
todo en la Obertura de Kiss me Kate, la pieza con la que se
iniciaba el concierto. Luego se ha ido corrigiendo, sin llegar a ser todo lo
fino que hubiésemos deseado, pero que se le va a hacer. Imagino que en este
auditorio se actúa normalmente sin micrófonos, dado el carácter sinfónico de
las obras que normalmente se interpretan y el tema de los micros, mediante la
mesa de mezclas no lo tienen dominado del todo. También hay que decir que esta
vez hemos tenido que ocupar asientos en un lateral, debido al lleno completo, buena
visibilidad, pero los bafles están orientados hacia el centro de la sala y eso
quizá sea lo que daña la correcta audición en los laterales.
Los musicales tienen la sana virtud de dejar un buen sabor y un alegre
estado de ánimo (por eso proliferaron en los años de la depresión americana,
tras el crac del 29). Y metidos en este estado de ánimo que ansiábamos fuera
alegre, hemos esperado la salida de los cantantes, para pedirles nos firmaran
autógrafos en el programa de mano, una costumbre adquirida en Londres desde
hace años. En resumen una mañana del domingo que resultó agradable pero no
satisfactoria y mejor olvidarnos del “detalle” del sonido (l’Auditori tiene un
grave problema a resolver).
De petit problema, res; en un lloc dedicat a la música , si no se sent bé és una falla de campionat. Imaginem la presentació d'un llibre que de cada tres pàgines en faltés una.
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