La noche del 5 de enero
Acabas sintiéndote algo así como un spray todo uso, un
3 en 1. Te ves obligado a travestirte, a Baltasarizarte, a Melchorizarte
(aunque suene a algo peor), a Gasparizarte (nada que ver con el gazpacho). El
mundo externo, cargado de musiquillas navideñas y publicidad, te vampiriza, te
transforma, te satura los sentidos, hasta terminar claudicando, lanzándote a
una frenética carrera, llenando el saco de regalos y vaciándote los bolsillos.
Eso sí, consiguiendo la felicidad de los tuyos, porque son tuyos, en ese
momento, les has comprado la voluntad, sientes tu poder sobre ellos. Te ves
montado sobre un camello, con corona sobre tus sienes, cual desalmado Borbón,
comprando sentimientos ternuristas y besos, muchos besos agradecidos. Es la
última de las fiestas, la que da paso a la normalidad, para poder seguir
prevaricando, extorsionando y poner palos a las ruedas del independentismo, no
fuese caso que el pueblo lograse la completa felicidad. Por algo son los Reyes
Magos.
Ai que et portaran carbó ! niño impetuoso y contestón; hauries de dissimular almenys fins demà.
ResponEliminaDemà vida normal i tornarem a la lluita com sempre,però un parèntesi agradable sempre va bé, si més no per agafar forces i a fe que menjar i beure no ha faltat. Ara tal com diu la Muriel Casals iniciem la campanya" És normal voler un país normal" i endavant sempre amb optimísme si és que es pot.
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