Si hubiera podido hablar con aquel obispo le habría intentado convencer de que estaba equivocado; de que tenía toda la razón al comienzo y que hubiera debido insistir en cambiar el mundo de afuera, en lugar de mirarse a los intestinos como quiso hacer al final.
Los neurocientíficos nos están enseñando que es muy difícil distinguir entre las decisiones conscientes e inconscientes -las más-, de nuestro propio cerebro. Lo importante es la manada de la que formamos parte y no tanto uno mismo. Sugerirle a la manada nuevas maneras de reducir los índices de violencia, de incrementar los de altruismo, de gestionar sus emociones en lugar de dejarse arrebatar por ellas, de trabajar cooperativamente en equipo, de solucionar conflictos en lugar de crearlos, de constatar que hay vida antes de la muerte, de aprovechar el hecho de que la felicidad está en la sala de espera de la felicidad, de que en el mundo globalizado de hoy es imposible liderar sin conocer los ritos de la manada y practicar la democracia. De que por primera vez en la evolución la gente tiene futuro.
Sóc una fan de l'Eduard Punset,comunicador com pocs del cervell humà i de les seves reaccions. Malgrat el ca. de pulmó veig que segueix en actiu. Li desitjo que visqui molts anys.En quan al text crec que s'ha de treballar per dins, un mateix i per fora fins on es pugi, en un món tan complex com tenim.
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