dimarts, 8 de juny del 2010

TEMPUS FUGIT: PEPITO GRILLO

Efectivamente, suena el teléfono y me dicen que dispongo sólo de tres cuartos de hora para llegar, me lo dicen precipitadamente, pero ¿a dónde respondo? Es lo que dispones para llegar a tiempo para escuchar la lectura de “Dublinescas” por Eduard Fernández en el Salambó. Además estará presente tu idolatrado Vila-Matas. Era la voz de Mireia. Ella no sabe si podrá llegar, dijo después, y colgó. Lo he dejado todo y he salido corriendo, con el libro por descontado, y la máquina de fotos. ¿Hablarían de la celebración del extraño funeral por la era de la imprenta? ¿Se rezaría un responso por el alma de Gutenberg? ¿Se lanzarían gritos contra los e-books? Todo yo ardía en deseos por encontrarme allí y escuchar las palabras del maestro, leídas por un intérprete como la copa de un pino. ¿Leería Eduard su propio responso? ¿De cuánto tiempo dispondría para seguir leyendo un libro hecho de papel? ¿Podrá seguir pasando página por mucho tiempo? Y no sólo él o ellos dos, escritor y actor, sino nosotros también, ¿cuánto tiempo nos queda para seguir acariciando las hojas de papel, oliéndolas, imprimiéndolas, guardándolas, archivándolas en las estanterías? ¿Existirán las bibliotecas en las salas de las casas? Todo esto y más, cavilaba camino del Salambó. Un Salambó ¡lleno hasta la bandera! De un público lector, ávido de escuchar al editor jubilado que desea ir a New York y a Dublín. N.Y. es el centro del mundo, dice ¿y Dublín? Lugar de niebla, misterio y literatura, lugar de encuentro de los componentes de la Orden de Caballeros del Finnegans, en cuyo escudo reza el lema extraído de la frase del sexto capítulo del “Ulises” de Joyce: “Gracias, ¡Qué grandes estamos esta mañana!” Y grandes estuvieron los dos Eduard Fernández y Enrique Vila-Matas. El primero leyó lo escrito por el segundo: “Voy a Dublín a un funeral por la era de la imprenta, por la era dorada de Gutemberg, no sabe como ha sido, pero le ha salido del alma”, pero ambos se han quedado allí haciendo las delicias de todos nosotros: Gracias, ¡Qué grandes nos habéis hecho sentir esta tarde! Pero el tiempo pasa rápido y ha llegado el momento que han tenido que dar por finalizado el acto, muy a pesar nuestro. Yo me he llevado un trozo de este tiempo dentro de mi máquina de fotos y la dedicatoria del escritor. Otro libro más, en mi pequeña colección de libros queridos y dedicados. Aquellos que tienen algo de especial para mi. La dicha y la suerte de poder ser dedicados de puño y letra de sus autores, sobre el papel, en la primera página, al comienzo de la obra, algo irrepetible dentro de poco.
Rafael 8 de junio de 2010.

2 comentaris:

  1. Precisament ahir a les 9 del vespre em vaig assabentar de la lectura de l'Eduard de fragments de Dublinesca de Vila-Matas. Vaig lamentar que la Ma. Dolors no fes el seu Tresca i Verdesca habitual i així no haver-me enterat a temps. Otro día, avisa, querido!

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  2. Celebro la trobada teva amb els dos grans. almenys ens quedrà el consol de veure les teves fotos,seria bo abans de la desvandada de l'estiu.

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