LA SOLEDAD DE PEPITO GRILLO
Mi ordenador está asistiendo a la formación de un posible escritor que quiere serlo. Esta es la conclusión a la que he llegado, al convertirme en inseparable compañero de su teclado. Los dos solos, el ordenador y yo, ayudado, en ocasiones, por mi pluma estilográfica, otra solitaria y apreciable cómplice, estamos empeñados en un arduo trayecto que empezó hace pocos años, entre deseos, esperanzas, errores, aciertos y mucha cabezonería.
Todo comenzó en la soledad de las noches y ha terminado ocupando el día entero. En silencio. A solas con mis invenciones. A solas con mis trayectos, como dice Vila-Matas en uno de sus textos. Provocando, en ocasiones, el agotamiento, el desasosiego, bendito desasosiego, y el estado febril por conseguir atrapar lo que pretendo, aunque no sepa aún de que se trata.
Siempre he leído sobre la soledad del escritor, pero nunca lo he tenido tan claro como ahora. Aunque tengas compañía, a la hora de escribir, estás solo. Solo en tu habitación, solo ante el ordenador, solo ante tus pensamientos y solo ante tu escritura. Sólo así, puedes acabar viendo la luz, como decía Paul Auster en su “Invención de la soledad”.
Eso os ha querido contar desde la soledad de la redacción de este blog, Pepito Grillo, hoy.
Rafael 13 de junio de 2010
Mi ordenador está asistiendo a la formación de un posible escritor que quiere serlo. Esta es la conclusión a la que he llegado, al convertirme en inseparable compañero de su teclado. Los dos solos, el ordenador y yo, ayudado, en ocasiones, por mi pluma estilográfica, otra solitaria y apreciable cómplice, estamos empeñados en un arduo trayecto que empezó hace pocos años, entre deseos, esperanzas, errores, aciertos y mucha cabezonería.
Todo comenzó en la soledad de las noches y ha terminado ocupando el día entero. En silencio. A solas con mis invenciones. A solas con mis trayectos, como dice Vila-Matas en uno de sus textos. Provocando, en ocasiones, el agotamiento, el desasosiego, bendito desasosiego, y el estado febril por conseguir atrapar lo que pretendo, aunque no sepa aún de que se trata.
Siempre he leído sobre la soledad del escritor, pero nunca lo he tenido tan claro como ahora. Aunque tengas compañía, a la hora de escribir, estás solo. Solo en tu habitación, solo ante el ordenador, solo ante tus pensamientos y solo ante tu escritura. Sólo así, puedes acabar viendo la luz, como decía Paul Auster en su “Invención de la soledad”.
Eso os ha querido contar desde la soledad de la redacción de este blog, Pepito Grillo, hoy.
Rafael 13 de junio de 2010
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