LA FOTO DE LA SEMANA
La hora de
la lectura
Recuerdo que observaba con
detenimiento, la pose que adquiría aquella señora de la pensión. Todos sabíamos
que aquella butaca era la suya, y nadie más la podía ocupar, y menos aun, a la
hora en que ella bajaba, después de la cena, se sentaba y abría el libro. Sus
movimientos eran toda una ceremonia. Seria, circunspecta, más tiesa que un
palo, mientras leía.
Un día no bajó. En la sala se hizo
el silencio. La butaca quedó vacía. Y nunca más la volvimos a ver. Aquel rato
de después de la cena, ya nunca fue lo mismo.
Hasta que un día nos llegó la
noticia: ¡Se había casado con un editor! Fue rápida la dueña de la pensión, con
su inmediato comentario: “Se ha asegurado la lectura”.
Molt bó el comentari! Sorprenent el final i ocurrent el comentari de la mestressa!
ResponEliminaEs deia Susie, oi?
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