dimecres, 2 d’abril del 2014



LA FOTO DE LA SEMANA

La hora de la lectura



            Recuerdo que observaba con detenimiento, la pose que adquiría aquella señora de la pensión. Todos sabíamos que aquella butaca era la suya, y nadie más la podía ocupar, y menos aun, a la hora en que ella bajaba, después de la cena, se sentaba y abría el libro. Sus movimientos eran toda una ceremonia. Seria, circunspecta, más tiesa que un palo, mientras leía.
            Un día no bajó. En la sala se hizo el silencio. La butaca quedó vacía. Y nunca más la volvimos a ver. Aquel rato de después de la cena, ya nunca fue lo mismo.
            Hasta que un día nos llegó la noticia: ¡Se había casado con un editor! Fue rápida la dueña de la pensión, con su inmediato comentario: “Se ha asegurado la lectura”.

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