dilluns, 8 de novembre del 2010

A empentes i rodolons

Estimats tots: En un lloc que no recordo vaig llegir: Que bé estar en un pais en el que es pot criticar a l'esglèsia católica, llàstima no poder fer-ho amb els musulmans. Ens cauria de tot a sobre!

Jo, molt més propera a na Maria Teresa que a en Rafel, pero estimant-me igual als dos, he de dir que no em fa vergonya ser creient i ser barcelonina, malgrat que em consta que l'esglèsia catòlica des de pràcticament sempre ha estat allunyada del Crist fundador. Sort que els cristians de base no són la jerarquia. I mireu, com no sóc quí per donar lliçons a ningú, us voldria transcriure el missatge de José Montilla del dia 6 de Novembre, publicat a La Vanguardia i suposo que a tots els altres diaris. Ell no es declara creient però crec que va fer (o li van fer, pel cas és igual perquè ell el va signat) un escrit, pel meu gust inteligent, culte i sobri. El faig meu malgrat no haber-li votat mai.

"Hoy, Benedicto XVI llega a Catalunya para consagrar el templo de la Sagrada Família. Este acontecimiento me suscita sentimientos y reflexiones sobre el valor de la presencia del Papa que quisiera compartir. Su visita nos honra. Quiero transmitirle mi más sincera bienvenida y aliento a que los catalanes le acojamos cariñosamente. Aprecio el gesto de Benedicto XVI con Catalunya por lo que su figura representa y porque su visita tiene un valor espiritual para muchas personas. Para mí es una excelente ocasión para mostrarle aquello que nos identifica comopueblo, nuestra cultura y nuestros valores.Un momento propicio para hablar de nuestras raíces, de cómo la Iglesia católica ha contribuido a componer la personalidad de la sociedad catalana. También, para hablar de las bases éticas de la política y la forma de aportar esperanza a quienes están abatidos por las dificultades del presente.
Benedicto XVI llega a Catalunya. Nación que tiene una cultura, una lengua propia y una clara voluntad de autoobierno, que son la expresión máxima de nuestra singularidad. Somos y hemos sido tierra amable, de acogida e integración. Nuestra sociedad es el resultado de la suma de aportaciones de numerosas personas nacidas aquí o en otros lugares. El anhelo mayoritario de los catalanes y las catalanas es que Catalunya sea un país económicamente próspero, comprometido con la paz y socialmente justo.
La sociedad catalana es de principios sólidos. Tenemos una clara voluntad de distinguirnos por ser dialogantes y respetosos; valoramos especialmente la cultura del trabajo y el esfuerzo. Buscamos entendernos por encima de nuestras diferencias. Nuestro pueblo ha sabido asumir riesgos con visión de futuro. Antoni Gaudí es buena muestra de ello. En su hacer descubrimos valores que hoy resultan vitales para convivir. La solidaridad, el esfuerzo, la perseverancia, el sentimiento de pertenencia, el sacrificio y la austeridad son valores cívicos modernos y de gran alcance para los retos actuales.Personalmente, siento que tenemos que seguir afirmando y educando en esta dirección ante el riesgo de su progresivo olvido o relativización.
La nación catalana no puede entenderse sin la aportación histórica del catolicismo. A lo largo del tiempo, los valoes cristianos han contribuido, entre otros, a humanizar nuestra sociedad. En otro orden de cosas, laIglesia católica ha sido una institución comprometida con nuestra singularidentidad. Por ejemplo, en los años difíciles del franquismo, la liturgia cristiana catalana fue un luar de salvaguarda de nuestra lengua. Y es en catalán como muchas personas han aprendido a expresar sus creencias religiosas. También nos sentimos orgullosos de haber aportado a la Iglesia notables católicos universales, la mayoría de los cuales han construido sus creaciones teolóicas, literarias, artísticas o musicales en catalán.
Quiero compartir unas reflexiones sobre el momento actual. Las sociedades occidentales están inmeersas en una grave crisis económica.Muchs personas viven con desasosiego este momento. Nos enfrentamos a grandes cambios sociales que no pueden abordarse sólo con medidas políticas. El progreso económico de la sociedad debe respetar unos principios éticos básicos. Detrás de la crisis hay una crisis de valores. En la encíclica "Caritas in veritate", Benedicto XVI señala que detrás de la actual crisis económica existen unos comportamientos que impiden construir "una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación". Personalmente comparto este juicio.
Las soluciones políticas o técnicas puede resolver parte de los problemas de hoy, pero existen en el corazón de las personas preguntas que reclaman respuestas audaces orientadas a aportar esperanza. En este momento sería una irresponsabilidad renunciar a las aportaciones que las religiones pueden hacer para recuperar el sentido moral de la convivencia.
Tenemos que proteger los valores que nos identifican como civilización: la justicia y la fraternidad y la lucha contralas desigualdades agravadas por la actual crisis económica.
Somos una sociedad plurarl. Creemos defendemos la dignidad de las personas y educamos en el respeto como base de nuestra cohesión social. Sabemos quienes somos y de dónde venimos,y deseamos caminar hacia un futuro mejor. Pero para construir el futuro tenemos que unir ideales, valores y principios para avanzar en la humanización de la sociedad. En el encuentro con la Comunidad de San Egidio celebrado recientemente en Barcelona manifesté que los gobernantes debemos "crear las condicionespara la solidaridad y la comprensión entre la gran familia humana".
A lo largo de mi vida he conocido el vigor de la fe cristiana a partir de la vida de muchas personas católicas. Por eso sé que en la construcción del bien común los gobernantes no estamos solos. Existen varias minorías creativas portadoras de gérmenes de futuro. Cada una de ellas aporta palabras de verdad. Ninguna agota absolutamente la verdad pero juntas edifican la sabiduría humana, siempre abierta a la espiritualidad para encontrar respuestas a sus interrogantes más profundos.
Una parte de los ciudadanos de Catalunya son creyentes y muchos de ellos se siente identificados con los valores cristianos. Los católicos deben intervenir en la construcción de la convivencia aportando los valores que germinan de sus creencias. Comparto la opinión de los obispos catalanes de que los católicos "deben contribuir al discernimiento de algunos valores que están en juego en estos momentos". Participamos de las mismas preocupaciones y tenemos esperanzas compartidas. Para mí, larazón de ser de la política es también responder ala pregunta que Dios hizo a Caín, ¿dónde está tu hermano? Personalmente, me siento interpelado por esta cuestión. La política debe partir de un compromiso ético ante las injusticias que afectan al prójimo.
Mañana, cuandoiBenedicto XVI vuelva a Roma, deseo que lleve en su corazón un gratorecuerdo de Catalunya. Espero que el Papa durante este tiempo haya tenido la oortunidad de captar nuestra realidad nacional, el vigor de nuestra sociedad y que Catalunya respeta la Iglesia católica y valora el compromiso cívico de los católicos. Debemos seguir abriendo vías de colaboración con la Iglesia católica para ser una sociedad justa.Deseamos ser pacificadores entre quienes odian y aportar confianza a quienes han perdido la esperanza. Muchas gracias, santo Padre, por su visita a Catalunya". José Montilla, presidente de la Generalitat de Catalunya

Que cadascú subratlli el que li agradi o pugui sentir-se identificat.
Doncs això, tots plurals però tots amics. Petons, Malole

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