PROGRAMA DE MANO
RAPSODIA
(1954)
Como no podía ser de otra manera, me serví
del cine para disfrutar de la música. Tal como ocurrió con la ópera, también
seguí las producciones que llegaban a nuestras pantallas, donde se mostraban
las vidas de compositores de música clásica o las vicisitudes de algunos
intérpretes que en este caso eran ficticias, pero tanto en unas como en las
otras, el tema era la excusa para poder escuchar memorables piezas o conciertos
famosos. De entre estas últimas hubo una muy significativa para mi, entre otras
cosas porque en ella se interpretaba el “Concierto para piano y orquesta nº 2
Op. 18” de Rachmninoff. Quiero aclarar que siempre he sentido predilección por
las piezas de piano.
El film era “Rapsodia”, producción de la MGM
con Elizabeth Taylor, Vittorio Gassman y John Ericson. La acción transcurría en
un conservatorio de música en Zurich. Gassman era un esforzado violinista que
aspiraba al éxito, interpretando al final del film el “Concierto en D mayor
para violín y orquesta” de Tchaikovsky.
John Ericson por su parte era un brillante pianista que en la última
escena interpreta el concierto para piano de Rachmaninoff, antes mencionado. La
Taylor, es la muchacha rica que no sabe en qué ocupar su tiempo y que se
enamora de ambos y no sabe por cuál decidirse. Un delirante melodrama con
diálogos imposibles. Una historia simple sin mayor atractivo que el lucimiento
de la belleza de Elizabeth Taylor y el elegante desfile de modelos que lucía y el
atractivo listado de piezas musicales que se podían escuchar, de autores como
Debussy, Liszt, Mendelson, Rachmaninoff y Tchaikovsky. Esto último quizá fue lo
que la hizo famosa, logrando gran éxito entre el público melómano. Además tenía
el elegante look de la Metro que tanto gustaba. He de decir que el film lo vi
cada tarde al salir de la escuela, durante toda la semana que fue proyectado en
el cine Avenida que se hallaba en la calle Parlamento esquina con el Paralelo.
Mi obsesión por escuchar aquel concierto de piano fue de las más fuertes que recuerdo.
Llegué a aprenderme de memoria cada momento en que la orquesta daba paso al
piano. Las notas graves, gravísimas del piano en el inicio que van dando paso
lentamente a la orquesta en el primer movimiento, llegando a la suavidad del
moderato que me estremecía, dando paso al segundo movimiento, el adagio, una
suave melodía apasionada que nos conducía al tercer movimiento y último, el
allegro scherztto quizá la parte más exaltada de todo el concierto. He de
confesar que salía flotando, cada vez, del cine y aquellas melodías me
acompañaban hasta llegar a casa, pero que seguían aún muchos días después. Es
muy probable que estos films con música clásica fueran los causantes de mi
posterior afición por la música de las bandas sonoras, sobre todo las del inicio,
obras de Erik Wolfgang Korngold, Max Steiner, Frank Waxman, Andre Previn, todos
ellos de origen europeo y que se afincaron en Hollywood a resultas de la II
Guerra Mundial y la persecución nazi. Pero de esto ya hablaré, en todo caso,
más adelante.
El nen lluïa maneres ja de ben petitet.
ResponEliminaEns estàs mostran que a més d'un gran amant del cine també ho ets de la músic clasica i de les peces de piano, aixó ho tenies més callat. Endavant amb el blog.
ResponElimina